Al igual que sus contrapartes personales, las tarjetas de crédito corporativas presentan un sinfín de beneficios para la economía de una empresa. Hoy en día, gracias al avance tecnológico y la apertura de más entidades financieras, es más fácil obtenerlas y existen diversas alternativas para elegir.
Claro está, es crucial considerar los posibles riesgos y manejarlas de manera inteligente para favorecer el crecimiento y la estabilidad de tu negocio. Al igual que con una tarjeta personal, siempre se deben tener en mente factores como el límite de crédito, las tasas de interés y las fechas de vencimiento de los pagos. En este texto, nos centraremos en los beneficios de una tarjeta de crédito corporativa y cómo puede influir de manera positiva en el desarrollo de tu empresa.
Separar los gastos personales de los del negocio
Durante los primeros meses o incluso años de tu emprendimiento, es común que uses tu tarjeta de crédito personal o efectivo propio para cubrir gastos de productos o servicios. Sin embargo, esta práctica puede dar lugar a dificultades administrativas y contables, por ejemplo, en la contabilización de gastos o en la gestión del flujo de efectivo. También puede llevar a confusiones al momento de calcular los impuestos.
Similar a una cuenta bancaria de empresa, una tarjeta de crédito corporativa puede ser muy valiosa para separar los gastos, llevar un control contable eficiente y supervisar el presupuesto. Por lo tanto, obtener una puede ser un gran avance para garantizar la solidez financiera de tu negocio.
Hacer posible la adquisición de equipos, software y suministros
Otra razón fundamental por la cual una tarjeta de crédito corporativa puede llevar tu negocio al siguiente nivel es la posibilidad de adquirir equipos, herramientas, suministros y sistemas mediante pagos a plazos sin intereses. A menudo, las pequeñas y medianas empresas (pymes) no disponen de los recursos necesarios para adquirir una computadora o un refrigerador de una sola vez, ni tampoco cuentan con el historial bancario necesario para solicitar un crédito.
Por el contrario, con una tarjeta de crédito corporativa, se pueden aprovechar las cuotas o pagos diferidos, así como las ofertas y descuentos que suelen aparecer a principio de año, e incluso pagar impuestos como la tenencia de un vehículo o el impuesto predial de una propiedad. Eso sí, es fundamental asegurarse de que la opción de pago seleccionada no genere intereses y de cumplir rigurosamente con los pagos mensuales.
Una invaluable herramienta en tiempos de flujos de efectivo restringidos
Las tarjetas de crédito pueden ser un salvavidas en situaciones de emergencia durante periodos de ventas bajas y desafíos de liquidez. Idealmente, cada negocio debería tener un fondo de reserva, pero la realidad es que esto no siempre es factible.
Supón que uno de tus clientes clave demora el pago de una factura, pero necesitas reponer inventario o cubrir servicios esenciales como el Internet y la electricidad. Aquí es donde una tarjeta de crédito puede ser tu boya de rescate. Sin embargo, siempre debes tener presente la fecha de vencimiento de los gastos del periodo en curso y si dispondrás de los recursos necesarios para cubrirlos.
Si manejas tus obligaciones crediticias de manera puntual, con el tiempo, el banco o emisor de la tarjeta de crédito podría brindarte plazos de pago más extensos, lo que supondría un respiro financiero adicional para tu empresa.
Generación de un sólido historial crediticio para tu empresa
El uso habitual y responsable de tu tarjeta de crédito corporativa permitirá que tu negocio acumule un sólido historial en las agencias de crédito. Esto podría resultar en un incremento en el periodo de gracia del crédito de la tarjeta, por ejemplo, de 30 a 45 días.
Incluso, podrías estar en una posición más favorable para solicitar un préstamo mayor para adquirir maquinaria, un local comercial u otras necesidades empresariales. Recuerda que un buen historial crediticio también incluye pagos oportunos de servicios como Internet y telefonía móvil, así que asegúrate de mantenerlos al día.
Beneficios adicionales: puntos acumulados, descuentos y recompensas
Finalmente, no olvides los incentivos que suelen ofrecer las tarjetas de crédito por tus compras acumulativas. Por ejemplo, algunos puntos pueden canjearse por billetes de avión, descuentos en la tarifa anual de la tarjeta o incluso para adquirir productos de un catálogo. Al solicitar una tarjeta, es importante que tengas en cuenta estos beneficios y qué podría ser más útil para tu negocio según su actividad.
Además, algunas tarjetas ofrecen descuentos significativos durante todo el año en ciertos establecimientos, o promociones especiales para aplazar el pago de una compra por un periodo determinado. También están las que incluyen seguros de viaje o seguros en la compra de productos electrónicos y de telefonía.
Estate al tanto de las últimas novedades y asegúrate de que la tarjeta de crédito corporativa que posees, o la que estás pensando solicitar, sea la más adecuada para tus necesidades.
En resumen, las tarjetas de crédito corporativas pueden actuar como potentes motores para el crecimiento de tu negocio en Chile. Te permiten manejar de manera eficiente tus finanzas, separando los gastos personales de los empresariales, y facilitando la adquisición de equipos e insumos, incluso en plazos sin intereses.
Estas tarjetas se convierten en aliadas en momentos de escasez de efectivo, ofreciendo un respaldo temporal hasta recuperar la estabilidad. Además, un uso responsable permite construir un sólido historial crediticio, abriendo puertas a mayores líneas de crédito y préstamos más significativos en el futuro.
Por último, los beneficios y recompensas que vienen con las tarjetas de crédito, desde puntos acumulados hasta descuentos en determinados establecimientos, pueden generar ahorros y oportunidades significativas. Así, no solo se trata de un medio de pago, sino de una herramienta estratégica para impulsar el desarrollo y éxito de tu empresa en el competitivo mercado chileno.