Los Errores Más Comunes al Elegir un Seguro de Vida

Elegir un seguro de vida es una de las decisiones financieras más trascendentales que puedes tomar. A pesar de su importancia, hay errores comunes que suelen cometerse durante su elección. Veamos cuáles son y cómo evitarlos:

Los Errores Más Comunes al Elegir un Seguro de Vida

1. Creer que los Seguros de Vida son inalcanzables económicamente

Muchos asumen que los seguros de vida son prohibitivos en costos. Sorprendentemente, algunos seguros temporales pueden costar menos que lo que gastamos en servicios mensuales, como la televisión por cable. Antes de descartar la idea por razones económicas, conviene solicitar una cotización. Podrías llevarte una grata sorpresa.

2. Depender exclusivamente de un seguro colectivo proporcionado por la empresa

Los seguros colectivos son aquellos que una organización brinda a sus empleados y a veces a sus familiares, bajo un solo contrato. Aunque esto puede sonar beneficioso, tiene sus limitaciones. La cobertura aplica mientras el empleado siga trabajando en la empresa. Si se cambia de trabajo o un imprevisto te aleja del ámbito laboral, la protección desaparece.

Generalmente, la cantidad cubierta por estos seguros, que puede ser el equivalente a uno o dos años de salario, no es suficiente para afrontar todas las eventualidades que pueden surgir. Por ejemplo, cubriría gastos inmediatos como funerales, pero ¿qué sucede con deudas a largo plazo como una hipoteca o la educación universitaria de los hijos? Aquí es donde un seguro personal cobra relevancia, garantizando un soporte económico para tus seres queridos.

3. Dejarlo para «más tarde»

Si consideras que necesitas un seguro de vida, el mejor momento para adquirirlo es ahora. A medida que pasan los años, las tarifas aumentan. Los riesgos asociados con la edad y posibles complicaciones de salud, como una presión arterial elevada, pueden hacer que las primas sean más costosas.

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4. Omitir o falsear información al solicitar el seguro

Es posible que pienses que ocultando cierta información relacionada con tu salud o hábitos diarios conseguirás una tarifa más baja. Sin embargo, es fundamental ser transparente. Durante los primeros dos años, las aseguradoras tienen el derecho de verificar la veracidad de los datos brindados y pueden denegar los reclamos si se descubre algún engaño. La honestidad es primordial; recuerda que el propósito del seguro es proteger a quienes más te importan.

Al elegir un seguro de vida, el mejor enfoque es estar bien informado y ser transparente. De esta manera, garantizas que tu familia tenga el respaldo necesario en momentos difíciles.

5. No seleccionar la póliza adecuada para tus necesidades

Existen principalmente dos tipos de seguros de vida: el de Término y el Permanente. Mientras que el primero brinda cobertura por un periodo determinado y suele ser más asequible, el segundo, incluyendo opciones como Vida Total o Universal, ofrece protección de por vida y viene con una característica de ahorro llamada «valor en efectivo». Con el tiempo, este fondo se va incrementando y permite al asegurado solicitar préstamos o incluso retirar ese dinero.

El seguro permanente, debido a sus beneficios extendidos y su componente de ahorro, suele tener un costo mayor en comparación al seguro de término. Sin embargo, es una herramienta esencial para aquellos que tienen obligaciones financieras duraderas o individuos con un patrimonio considerable que desean garantizar que sus herederos tengan un fondo para cubrir impuestos. Ante la complejidad de estas decisiones, es prudente contar con un asesor financiero de confianza.

6. No determinar adecuadamente el monto de la cobertura

Es fundamental que el seguro de vida que elijas esté alineado con tu capacidad de pago y tus necesidades reales. Para calcular el monto óptimo, considera tus responsabilidades financieras a largo plazo y resta cualquier seguro de vida que ya tengas y tus activos fáciles de liquidar, como ahorros. Estas responsabilidades pueden incluir gastos educativos de tus hijos, montos pendientes de hipotecas u otras deudas, y un cálculo del ingreso anual que quisieras dejar cubierto durante ciertos años.

7. Optar por una póliza sin investigar otras opciones

Las aseguradoras tienen criterios distintos para evaluar a sus clientes. Mientras que una compañía podría ofrecerte una póliza a término por $30 al mes, otra podría brindarte los mismos términos por $20, al considerar que eres un candidato de menor riesgo.

Más allá de comparar tarifas, es crucial examinar la solidez financiera de las aseguradoras que estés considerando. Busca las mejores calificaciones para tener la tranquilidad de que, en caso de un evento desafortunado, la empresa será capaz de cumplir con el reclamo.

8. Errores en la elección de beneficiarios

Es lógico que quieras que el seguro de vida beneficie a tus hijos. Sin embargo, si los designas beneficiarios siendo aún menores, te enfrentarás a problemas. Si llegaras a faltar, la aseguradora no podrá entregar los beneficios hasta que un juez designe un tutor. Esto conlleva demoras y gastos en honorarios legales y procedimientos judiciales.

En vez de eso, es más práctico designar a tu pareja o a otro adulto responsable. Otra opción es crear un fideicomiso para tus hijos, y que sea este el beneficiario. Así, podrás definir cómo se gastará ese dinero.

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Por otro lado, designar tu patrimonio como beneficiario tampoco es recomendable. Es más conveniente señalar a un fideicomiso, entidad o personas específicas. De lo contrario, tus beneficiarios esperarán hasta que se resuelva el proceso de herencia, lo que podría tomar mucho tiempo y el seguro podría enfrentarse a demandas de deudores.

9. Guardarse la información de la póliza

Si bien es natural que prefieras mantener en privado tus finanzas, es esencial que alguien más conozca sobre tu seguro de vida. Esto es crucial para que, en caso de ser necesario, el beneficiario pueda hacer efectiva la póliza. Además de tu pareja o hijos, es prudente que tu asesor financiero, abogado patrimonial y cualquier representante legal conozcan de tu seguro.

10. No revisar y actualizar tus beneficiarios

Es sabio escuchar a los expertos financieros: revisa tu seguro regularmente. Esto te permite asegurarte de que la protección sigue siendo adecuada y de actualizar beneficiarios si la situación lo amerita.

Por ejemplo, tras eventos significativos en tu vida como casarte, separarte, volver a casarte o la llegada de un nuevo miembro a la familia, es crucial revisar y, si es necesario, modificar la designación de tus beneficiarios.




Estar al tanto de las equivocaciones frecuentes que se suelen presentar al seleccionar un Seguro de Vida te permite garantizar que este cumpla su principal función: ofrecer el resguardo que tanto tú como tu familia requieren. Te animamos a explorar nuestra área de Pólizas de Vida para familiarizarte con lo que ofrecemos.

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